domingo, 28 de agosto de 2011

El pequeño hombrecito

Veo la foto y la falda de su esposa no reposa enjuta al cuerpo, el porte marcial de un secretario que maneja una dicción inadecuada es lo primero que recuerdo de su mensaje para condenar el ataque terrorista en Monterrey, "un hecho ominoso que atentó contra la vida de gentes...", así califica un crimen que desafía las estructuras de los tres órdenes de gobierno mexicano. No es Monterrey, es el Estado mexicano, es el gobierno constitucional de Nuevo León, es el municipio de Monterrey a quienes se amenaza, incluso el análisis de un expresidente considera que -en una lectura sesgada- estos actos obligan a buscar acuerdos, pactos, "con el narco". Volver al narco un interlocutor con el Estado es una de las propuestas que de ser ciertas nos obligan a considerar que las estructuras político-administrativas se encuentran rebasadas. Pero no se piensa en la restitución del espacio social como medida gubernamental. El pequeño hombre que ha declarado desde un punto lejano, al lugar donde ha ocurrido la catástrofe, tres días de luto nacional no claudica en su empeño de pensar que la violencia no estatal se contiene, se aniquila desde acciones bélicas, por eso convoca a su cuerpo de élite -policía federal- a ocupar el territorio de Monterrey, de la misma forma como lo implementó para el caso de Ciudad Juárez. Son comisionados a la nueva zona de guerra 3000 efectivos.

Mientras tanto el nuevo rostro del político estatal, el gobernador constitucional de Nuevo León va más lejos, no sólo declara luto en el estado si no “los días 25 al 27 de agosto de cada año” se izará la bandera nacional a media asta en señal de duelo. No hay porque regatear la solidaridad pero, no es un atentado ajeno a las condiciones cotidianas que vive el país, sí es un momento complejo el que vive Nuevo León mas las víctimas siguen apareciendo cada día, hay un apocalipsis que renueva su fuerza y horror, ayer fue el bar “nuevo sabino gordo” donde murieron 16 personas, hoy es el casino Royale. Los 72 migrantes asesinados en Tamaulipas en agosto de 2010, ¿no merecen ser reconocidos con la misma sensibilidad política?

Otra ciudad norteña del país ocupada bajo ejes no de prevención si no de reacción, el enemigo nos dice la lógica lleva mano. Somos rehenes de enanos, de la gramática de la violencia como único medio de relación, por ende es una relación desigual, en donde el más grande no necesariamente triunfa, porque los otros el enemigo se trasmuta, se mimetiza, se parece a mi, a ti, a otros. Quizá en este argumento encontremos una pequeña respuesta al empecinamiento en el discurso de la guerra, el gobierno da palos de ciego al no reconocer al criminal si se enmascara con un rostro ciudadano.

El pequeño hombre apela a la fuerza, incluso indaga -al menos en su discurso- en los oscuros propósitos y alcances de estos criminales, pero no dice, no ofrece una respuesta hasta dónde y qué estatura tiene como político para dar respuesta no al conflicto que él en otrora señaló desconocer, hoy lo sabe quizá, pero no en su justa proporción porque hay que agregar las fosas clandestinas con cuerpos de mexicanos, de migrantes, de seres humanos que a lo largo de la frontera se han venido descubriendo, los colgados, los descabezados, los sin nombre, los que caen como víctimas colaterales, los huérfanos de una guerra desigual, porque las víctimas potenciales son los civiles, estamos a doble fuego. Sí porque los criminales a la población civil le exigen cuotas para seguir desarrollando una economía de subsistencia como en Neza donde a la señora que vende quesadillas le piden cuota, por ende la línea de investigación que se reconoce como parte del crimen perpetrado en el casino en Monterrey no quiere de mucha indagación, volvemos sobre una política delictiva que nos ofrece lo que ya sabemos, lo que queremos saber no lo que verdaderamente ocurre. Incluso somete al escrutinio público -a pesar de que lo negara el gobernador constitucional y el secretario de Gobernación como posible investigación- la indagación judicial del cohecho para otorgar el permiso para la apertura de un casino que no cumplía con las reglas básicas de protección civil. Como siempre las líneas secundarias se vuelven más relevantes -el amarillismo o dentro de lo rojo lo más rojo- se vuelve noticia. ¿Qué es más importante frente al acto terrorista, la corrupción o dar cauce a las investigaciones que lleven a detener a los responsables de este crimen?

Es una duda no inocente, los medios también son corresponsables, la corrupción no es un asunto unilateral, involucra un amplio espectro social, no es que favorezcamos un tema si no el orden de posibles respuestas nos obliga a que intentemos encontrar a los responsables, que condenemos un crimen que lesiona nuestra calidad de vida -nadie puede vivir con el miedo en los hombros-, habitar requiere reocupar el espacio de discusión, criticar y condenar las situaciones de tensión y violencia vengan desde el Estado o desde el círculo del crimen organizado.

La foto sigue presente el pequeño hombre tiene la cabeza ligeramente inclinada hacia el frente, sobresale entre la mujer y los hombres que participan en la ceremonia luctuosa una corona de gran dimensión, atrás como escenario faústico las ruinas de un lugar al que protección civil le otorgó el aval para funcionar como un proyecto de una empresa de sanitarios y azulejo. El abogado, representante de las empresas Conexiones y Mangueras y Entertainment Enterprises of Mexico dueñas del casino, deslinda de la tragedia a sus representados, el motivo: “la empresa no dio lugar a esos hechos, no es su responsabilidad”, suponemos que el no contar con salidas de emergencia no es parte de las acciones preventivas y de seguridad que debe brindar una empresa de entretenimiento a sus asiduos visitantes, por eso se atreve a declarar esta argucia legal. lo que es claro es que los permisos para operar no están, no los presenta la empresa, l incendio no dejó nada “sin quemar”.

Las víctimas, nos negamos a considerarlos como muertos, ascienden a más de 61 seres humanos que forman parte de los daños colaterales de una guerra que se ha focalizado en acciones unilaterales, el otro tentáculo apenas asoma la cabeza de lo que esconde un proyecto político que lo consumió la ambición y la soberbia; la corrupción hoy forma parte de las posibles explicaciones para que el número de seres humanos calcinados sea de tal proporción.

La foto no miente sobran palabras de la magnitud del crimen perpetrado en un par de minutos en un horario en que la sociedad está despierta, la seguridad está vulnerada, no hay temor del delincuente por ser reconocido, la luz del día dejo de significar un manto protector para el ciudadano común, el Estado vive un ocaso, nuestro hombre pequeño lo veo en la foto y es más pequeño todavía, su discurso es irrelevante ante más de 42000 muertos que el país arrastra desde que asumió la presidencia de la República. Esa tarde había viento.